miércoles, 17 de agosto de 2022

Novena María Reina: «Reina de las Vírgenes»



Novena María Reina: «Reina de las Vírgenes»



«…Reflexionen sobre la eternidad y la bienaventuranza eterna.» (Mensaje, 2 de julio del 2012)




Ut adveniat regnum tuum, adveniat regnum Mariæ!

¡Para que venga a nosotros tu reino, venga el reino de María!



San Mateo 1, 18-21


«La generación de Jesucristo fue así: Su madre, María, estaba casada con José y, antes de empezar a estar juntos, se conoció por obra del Espíritu Santo. Su esposo José, como era justo y no quería ponerlo en evidencia, decidió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se apareció en su país y le dijo: «José, hijo de David, no temas llevar contigo a María, tu madre, porque en ella ha sido engendrado por obra del Espíritu Santo». . Dará a luz un hijo, y lo pondrás por nombre Jesús, porque salvará a tu pueblo de sus pecados.»






Los evangelios contienen la afirmación explícita de una concepción virginal de orden biológico,de Cristo en el vientre de María, por obra del Espíritu Santo, y la Iglesia ha hecho suya esta verdad ya desde las primeras formulaciones de la fe (cf. Catecismo de la Iglesia católica, n. 496).

La fe expresada en los evangelios es confirmada, sin interrupciones, en la tradición posterior.

La virginidad de María está íntimamente vinculada a su maternidad divina y a su santidad perfecta.

Para comprender mejor el contexto de la madura la decisión de permanecer virgen de María, es preciso tener presente que, en el tiempo que precede inmediatamente el inicio de la era cristiana, en algunos ambientes judíos se comienza a manifestar una orientación positiva hacia la virginidad. Por ejemplo, los esenios, de los que se han encontrado numerosos e importantes testimonios históricos en Qumrán, vivían en el celibato o limitaban el uso del matrimonio, a causa de la vida común y para buscar una mayor intimidad con Dios.

Además, en Egipto existía una comunidad de mujeres que, siguiendo la espiritualidad esenia, vivían en continencia. Esas mujeres, las Terapeutas, pertenecientes a una secta descrita por Filón de Alejandría (cf. De vita contemplativa, 21-90), se dedicaban a la contemplación y buscaban la sabiduría.

Tal vez María no conoció esos grupos religiosos judíos que seguían el ideal del celibato y de la virginidad. Pero el hecho de que Juan Bautista viviera probablemente una vida de celibato, y que la comunidad de sus discípulos la tuviera en gran estima, podría dar a entender que también el propósito de virginidad de María entraba en ese nuevo contexto cultural y religioso.

El sentido más profundo de la virginidad y el celibato evangélico ha de verse en la unión inmediata de la persona con Cristo Esposo. Jesús mismo dice que el camino del celibato-virginidad se toma «por amor de mi nombre», «por amor de mí y del Evangelio», «por amor al reino de Dios» (Mt 19,29; cf. 19,12; Mc 10,29; Lc 18,29). Está claro, por amor a mí: el celibato es ante todo un enamoramiento de Cristo. Por él los cristianos vienen a ser sus «compañeros» (Mc 3,14), sus «amigos» (Jn 15,15), sus «hermanos» (20,17), sus «embajadores» (2 Cor 5,20), y serán llamados con razón «los que estaban con Jesús» (Hch 4,13).

Como la esposa enamorada se alegra en su esposo, la virgen cristiana ha de alegrarse siempre en el Señor (Flp 4,4). «Los santos Padres exhortan a las vírgenes a que amen a su divino Esposo con más afecto aún que amarían a su propio marido, si estuvieran unidas en matrimonio; y les aconsejan también que se sometan a Su voluntad siempre, y tanto en el pensamiento como en el obrar» (Sacra virg. 7).

Una buena esposa ordena todos los elementos de su vida –trabajos, casa, vestidos, aficiones, viajes, amistades– siempre en función del amor a su marido; y ésta es, evidentemente, la actitud espiritual que deben tener la virgen y el célibe consagrados a Cristo.







Mensaje, 2 de julio de 2012


“Queridos hijos, de nuevo les pido maternalmente, que se detengan por un momento y reflexionen sobre ustedes mismos y la transitoriedad de su vida terrenal. Por lo tanto, reflexionen sobre la eternidad y la bienaventuranza eterna. Ustedes, ¿qué desean, por cual camino quieren andar? El amor del Padre me envía a ser mediadora para ustedes, para que con amor materno les muestre el camino que conduce a la pureza del alma, del alma no apesadumbrada por el pecado, del alma que conocerá la eternidad. Pido que la luz del amor de mi Hijo los ilumine, que venzan las debilidades y salgan de la miseria. Ustedes son mis hijos y yo los quiero a todos por el camino de la salvación. Por lo tanto, hijos míos, reúnase en torno a mí, para que les ayude a conocer el amor de mi Hijo y, de esta manera, abrirles la puerta de la bienaventuranza eterna. Oren como yo por sus pastores. Nuevamente les advierto: no los juzguen, porque mi Hijo los ha elegido. ¡Les agradezco! ”








«Sólo cuando el amor sea derramado en nuestros corazones tendremos la fortaleza para dejarnos transformar y cambiar. Mientras no vivamos la experiencia del amor que Dios nos tiene, no sólo nos resultará difícil sino casi imposible progresar diariamente para hacernos más y más semejantes a Dios Creador, Padre nuestro y fuente de toda vida y de toda paz. Por eso, hay que enfatizar que nuestra primera y última intención de oración debe ser orar por el amor. Pero para que no haya malos entendidos, hay que decir que hoy en día se dice mucho que todo se hace en nombre del amor. Con todo, no es un amor auténtico como se hace creer a mucha gente. El único amor que puede transformar y cambiar nuestras vidas es el amor que Jesús nos tiene a cada uno de nosotros y es ese mismo amor el que Lo inspiró a padecer y morir también por cada uno de nosotros. Es el amor que siempre es fiel, el amor que se enseña en la verdad. Es el amor que fortalece a la gente y luego la cambia y la transforma. En este renglón del mensaje, debemos encontrar de nuevo el valor para decidirnos por esa transformación y ese cambio. Si ya lo hemos intentado varias veces y tal vez pensamos que no funciona o que no vale la pena, debemos creer que después de todo sí es posible. Y es que el amor de Dios por nosotros es tal, que efectivamente puede transformarnos y cambiarnos. Mucha gente vive hoy sumida en el desaliento y ha perdido el sentido de la vida. Es natural que si alguien no cree en este amor, capaz de transformarnos y cambiarnos, caiga en el desaliento y pierda el sentido de la vida. ¿Cuántas personas, familias y comunidades en el mundo viven hoy con relaciones lastimadas, heridas, y sufren debido a la falta de amor? Situaciones así desalientan los corazones de las personas y equivocadamente les hacen creer que es imposible arreglarlo, pero Dios nunca se da por vencido. El nos conoce y nos ama y cree, por así decirlo, en la fortaleza de Su amor. Aquí en Medjugorje realmente podemos decir que muchos han descubierto el amor de Dios por ellas y después han encontrado el valor y la fortaleza para permitir que sus vidas sean transformadas y cambiadas, hasta hacer de ellos personas nuevas.» (Padre Slavko Barbaric, Mensaje, Julio 29 de 1998)








Oración a María Reina

(Imprimatur concedido por el Papa San Pio X el 8 de junio de 1908)


Augusta Reina de los Cielos y Señora de los Angeles, a Ti que has recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de Satanás, pedimos humildemente que envíes legiones celestiales para que, bajo Tus ordenes, persigan a los demonios, los combatan por todas partes, repriman su audacia y los precipiten en los abismos.

¿Quien como Dios?

!Oh buena y tierna Madre, siempre serás nuestro amor y nuestra esperanza!

!Oh Divina Madre, envia a los Santos Ángeles para defenderme, y aleja de mi al cruel enemigo!

Santos Ángeles y Arcángeles defendednos y guardadnos.

Amén.








Letanía Reina de las Vírgenes:


La Iglesia, no satisfecha con haber invocado a María con el título de Santa Virgen de las Vírgenes, la invoca como Reina de todos aquellos y aquellas que profesan la virginidad, para hacernos conocer y apreciar las grandes ventajas que aporta a la Iglesia ese estado, que inició Aquella que es llamada por antonomasia la Santísima Virgen.


• Ella fue la primera en profesar solemnemente la virginidad, que antes era considerada como ignominiosa entre las mujeres hebreas.


• Elevó esta virtud a la más alta cumbre de perfección posible a la criatura.


• Fue la suya una virginidad singular y única, asociada por prodigio Divino a la maternidad.


• Pero hay otra razón y es ésta: María es honrada con el título de Reina de las Vírgenes, porque el ejemplo y protección de Ella inspiran y proporcionan amor a la virginidad, guardan y conservan esta noble virtud. El ejemplo y la protección de esta Reina sor admirablemente fecundos en la Iglesia.


El mundo, que no entiende la divina sublimidad del amor, acusa al celibato y a la virginidad de egoísmo y de esterilidad. Ante esta calumnia, que los millones de niños y niñas que pueblan las escuelas, los orfanatos y los colegios informen al mundo lo que han recibido de los Religiosos y las Religiosas, y que en algunos casos no reciben de sus mismos padres: lo mismo los jóvenes y las jóvenes que en centros de formación juvenil han recibido una instrucción religiosa que les ayuda a regir su vida en una forma sobrenatural y noble. Los ancianos impotentes, los enfermos de toda edad, los que llenan los asilos, entre lágrimas de gratitud, muestren al mundo a las mujeres consagradas a Dios que bajo el velo de la cofia sienten arder la llama del amor de Dios y tienen para ellos la inagotable caridad de la palabra evangélica y de las obras de misericordia.

Con esto, la sabiduría inspirada de la Iglesia muestra al mundo cuán fecunda es la santa virginidad.

¡Oh Virgen Santísima, Reina de los Vírgenes! Te pedimos para todos los fieles nos alcances la gracia de la castidad, conveniente a cada estado de vida y la PUREZA del alma. Ayúdanos a cuidar nuestros sentidos, nuestro corazón y nuestra mente de todo cuanto pueda mancharnos.








Oremos con el Padre Slavko:


«Dios, Padre Nuestro, Dios de la Vida, Dios de la Paz, Dios del Amor y Dios de la Alegría, en nombre de Tu Hijo Jesús, junto con María, Te pedimos que nos libres de toda tristeza que proviene del pecado y de las heridas del pecado, y que llenes nuestros corazones con Tu alegría. Danos una profunda humildad para que estemos dispuestos a aceptar y vivir Tu voluntad para que la victoria que María ha experimentado en Su Inmaculado Corazón también tenga lugar en nuestros corazones. Danos, Oh Padre, la fuerza de convertirnos en hombres de paz, de amor, de justicia, de misericordia y así poder ser testigos de Tu Victoria en este mundo. En nombre de Tu Hijo Jesús, renunciamos a todo pecado, a Satanás y a todas sus obras, y queremos formar nuestras vidas aquí en la tierra con María, Tu más Humilde Sierva. Te pedimos, oh Padre, por todos aquellos que aún tienen sus corazones cerrados para Ti, debido a la tristeza, al temor , a sentimientos negativos, al odio, envidia, dependencias o están heridos y por lo tanto no pueden seguir el camino de María hacia Ti. Te pedimos que bendigas a todas las personas con las que nos encontramos para que podamos ayudarlas a seguir el camino de la victoria que María ha mencionado en este mensaje. Danos el amor y la fuerza para poder hacer todo por amor a Ti y Tu Reino. Haznos capaces de convertirnos en Tus testigos en nuestras familias, en nuestras parroquias, en la Iglesia y en el mundo para que estemos dispuestos a dar testimonio de Tu amor como hijos Tuyos. María, gracias por la alegría que compartís con nosotros. Te damos gracias por la victoria que Tu Corazón Inmaculado alcanzó por nosotros y ayúdanos, con Tu intercesión y con Tu bendición maternal a ser verdaderamente hijos Tuyos y y buenos alumnos en esta escuela de amor, para que todos podamos ser una bendición para el mundo. Junto con María, Te pedimos Jesús que nos ayudes a nosotros y al mundo entero. Ayúdanos a liberarnos de todo pecado y de todo mal, para que así, igual que María, podamos decidirnos completamente por Dios. Que así sea. Amén.»

(Fray Slavko Barbaric, Medjugorje; 26 de agosto 2000)









Oración Final


Dios todopoderoso, que nos has dado como Madre y como Reina a la Madre de tu Unigénito, concédenos que, protegidos por su intercesión, alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de los cielos.

Reina dignísima del mundo, María Virgen perpetua, intercede por nuestra paz y salud, tú que engendraste a Cristo Señor, Salvador de todos. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.



Misterios y  Mensajes para el Santo Rosario
 a la Reina de la Paz




 * Señal de la Cruz


*  Oración al Espíritu Santo


Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. 

¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén






* Señor Ten Piedad (cantado o “Yo confieso…”)


* Credo










Misterios Dolorosos 



Primer Misterio de Dolor
La Agonía de Nuestro Señor en el Huerto



Mensaje, 22 de marzo de 1984

“¡Queridos hijos! Esta tarde en particular, Yo deseo invitarlos a ser perseverantes en las pruebas. Consideren cuánto sufre mi Hijo todavía hoy a causa de sus pecados. Por eso, cuando tengan sufrimientos, ofrézcanlos en sacrificio a Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”













2º Misterio de Dolor

La Flagelación de Jesús atado a la columna



Mensaje, 25 de octubre de 1996


“¡Queridos hijos! Hoy los invito a abrirse a Dios el Creador, a fin de que El pueda transformarlos. Hijitos, ustedes me son muy queridos. Yo los amo a todos y los llamo a estar más cerca de Mí y a que su amor por mi Inmaculado Corazón sea más ferviente. Yo deseo renovarlos y guiarlos con mi Corazón al Corazón de Jesús que aún hoy sufre por ustedes y los llama a la conversión y la renovación. A través de ustedes, Yo deseo renovar el mundo, Comprendan, hijitos, que ustedes son la sal de la tierra y la luz del mundo. Hijitos, los invito y los amo, y de una manera especial les imploro, conviértanse! Gracias por haber respondido a mi llamado! ”











3º Misterio de Dolor

La Coronación de Espinas



Mensaje, 5 de abril de 1984

“¡Queridos hijos! Esta tarde los invito a honrar de manera especial el Corazón de mi Hijo Jesús. Hagan penitencia para reparar las heridas infligidas al Corazón de mi Hijo. Este Corazón es herido con cada pecado grave. Gracias por haber venido esta tarde! 










4º Misterio Doloroso

Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario



Mensaje, 25 de marzo de 1997

“¡Queridos hijos, hoy los invito de manera especial a tomar la cruz en sus manos y a contemplar las llagas de Jesús. Pidan a Jesús que sane las heridas que ustedes, hijitos, han recibido en el transcurso de su vida a causa de sus pecados o de los pecados de sus padres. Sólo así comprenderán, hijitos, que el mundo necesita la curación de la fe en Dios Creador. Mediante la pasión y muerte de Jesús en la cruz, comprenderán que, sólo con la oración, podrán también ustedes llegar a ser verdaderos apóstoles de la fe, al vivir en sencillez y oración la fe que es un don. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”













5º Misterio Doloroso

Jesús muere en la Cruz



Mensaje, 25 de marzo de 2015


“Queridos hijos! También hoy el Altísimo me permite estar con ustedes y guiarlos por el camino de la conversión. Muchos corazones se han cerrado a la gracia y hecho oídos sordos a mi llamado. Ustedes, hijitos, oren y luchen contra las tentaciones y contra todos los planes malvados que el diablo les ofrece a través del modernismo. Sean fuertes en la oración y con la cruz en las manos, oren para que el mal no los utilice y no venza en ustedes. Yo estoy con ustedes y oro por ustedes. Gracias por haber respondido a mi llamado. ”













* 1 Padre Nuestro, 3 Ave María y Gloria por el Santo Padre



La Salve





LETANÍAS LAURETANAS

   


Señor, ten piedad

Cristo, ten piedad

Señor, ten piedad.

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.


Dios, Padre celestial, 

ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo, 

Dios, Espíritu Santo, 

Santísima Trinidad, un solo Dios,


Santa María, 

ruega por nosotros.

Santa Madre de Dios,

Santa Virgen de las Vírgenes,

Madre de Cristo, 

Madre de la Iglesia, 

Madre de la misericordia,  

Madre de la divina gracia, 

Madre de la esperanza,  

Madre purísima, 

Madre castísima, 

Madre siempre virgen,

Madre inmaculada, 

Madre amable, 

Madre admirable, 

Madre del buen consejo, 

Madre del Creador, 

Madre del Salvador, 

Virgen prudentísima, 

Virgen digna de veneración, 

Virgen digna de alabanza, 

Virgen poderosa, 

Virgen clemente, 

Virgen fiel, 

Espejo de justicia, 

Trono de la sabiduría, 

Causa de nuestra alegría, 

Vaso espiritual, 

Vaso digno de honor, 

Vaso de insigne devoción, 

Rosa mística, 

Torre de David, 

Torre de marfil, 

Casa de oro, 

Arca de la Alianza, 

Puerta del cielo, 

Estrella de la mañana, 

Salud de los enfermos, 

Refugio de los pecadores, 

Amparo de los migrantes,

Consuelo de los afligidos, 

Auxilio de los cristianos, 

Reina de los Ángeles, 

Reina de los Patriarcas, 

Reina de los Profetas, 

Reina de los Apóstoles, 

Reina de los Mártires, 

Reina de los Confesores, 

Reina de las Vírgenes, 

Reina de todos los Santos, 

Reina concebida sin pecado original, 

Reina asunta a los Cielos, 

Reina del Santísimo Rosario, 

Reina de la familia, 

Reina de la paz.



Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, 

perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, 

escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, 

ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. 

Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.



ORACIÓN


Te rogamos nos concedas, 

Señor Dios nuestro, 

gozar de continua salud de alma y cuerpo, 

y por la gloriosa intercesión 

de la bienaventurada siempre Virgen María, 

vernos libres de las tristezas de la vida presente 

y disfrutar de las alegrías eternas. 

Por Cristo nuestro Señor. 

Amén.








 

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