martes, 29 de junio de 2021

Meditemos el Mensaje del 25 de Junio del 2021

 




+    Señal de la Cruz



+  Oración al Espíritu Santo


  Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. 

¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén



Ven Espíritu Santo por medio del Inmaculado Corazón de María, Reina de la Paz… (Repetir 3 veces)




+  Señor Ten Piedad (cantado o “Yo confieso…”)



+  Credo


(Coronilla)



Mensaje Mensual de la Reina de la Paz a Marija Pavlovic, 25 de Junio del 2021. 40º Aniversario. 


“¡Queridos hijos! Mi Corazón está gozoso porque a lo largo de estos años veo su amor y su apertura a mi llamado. Hoy los llamo a todos: oren conmigo por la paz y la libertad, porque Satanás es fuerte y quiere, con sus engaños, alejar de mi Corazón maternal a cuantos corazones sea posible. Por eso, decídanse por Dios para que estén bien en la tierra que Dios les ha dado. Gracias por haber respondido a mi llamado. 







Vamos a mirar pausadamente este Mensaje:













Dice la Reina de la Paz: 

“Mi Corazón está gozoso porque a lo largo de estos años veo su amor y su apertura a mi llamado…” (Mensaje, 25 de Junio del 2021)







El gozo de María, que es fruto de esta profunda unión de su Inmaculado Corazón con el Corazón Divino de Jesús, unión que no es una aproximación meramente sensible o física, sino que es la unión en la Voluntad de Dios, donde se encuentra el esplendor de la verdad y la plenitud del bien, y que nada hace falta porque, como dice San Pablo: “ todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo.” (Filipenses 3, 8)






 Filipenses 3, 1 “Gozaos en el Señor”. 




Desde el Corazón abierto de Jesús, en esta cotidiana vida cristiana, nos convoca, de un modo extraordinario, a que se incremente en nuestra existencia, el ejercicio de las virtudes teologales, que animan y fundamentan nuestra conducta moral y nos hace “obrar como hijos” de Dios y “merecer la vida eterna”. Son la presencia y garantía de la acción del Espíritu Santo en nuestras facultades y potencialidades.



Éfeso   1, 3-14


Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en Él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.


Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.

En Él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento.

Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo una sola Cabeza, que es Cristo.

En Él, nosotros, los que hemos puesto nuestra esperanza en Él, hemos sido constituidos herederos y destinados de antemano, para ser alabanza de su gloria, según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad.

En Él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el Espíritu Santo prometido.

Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para sí, para alabanza de su gloria.





1812 Las virtudes humanas se arraigan en las virtudes teologales que adaptan las facultades del hombre a la participación de la naturaleza divina (cf 2 P 1, 4). Las virtudes teologales se refieren directamente a Dios. Disponen a los cristianos a vivir en relación con la Santísima Trinidad. Tienen como origen, motivo y objeto a Dios Uno y Trino. 


1813 Las virtudes teologales fundan, animan y caracterizan el obrar moral del cristiano. Informan y vivifican todas las virtudes morales. Son infundidas por Dios en el alma de los fieles para hacerlos capaces de obrar como hijos suyos y merecer la vida eterna. Son la garantía de la presencia y la acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano. Tres son las virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad (cf 1 Cor 13, 13).






El llamado de la Reina de la Paz, es un llamado a peregrinar y vivir en Dios, sin dejar de caminar en este valle temporal, en la abundancia del amor y la paz del Señor. 


En el ejercicio de las virtudes teologales de la Fe, Esperanza y Caridad, se desarrolla este obrar o comportamiento interior y exterior, frutos por el que somos reconocidos como hijos de Dios, que libremente y con diligencia, se aproximan al Padre, abrazando con gozo su Divina Voluntad, como lo dice San Juan 4, 34: “Mi sustento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra.” 









Veamos en detalle, según el Catecismo de la Iglesia: 


La fe 

1814 La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y revelado, y que la Santa Iglesia nos propone, porque Él es la verdad misma. Por la fe “el hombre se entrega entera y libremente a Dios” (DV 5). Por eso el creyente se esfuerza por conocer y hacer la voluntad de Dios. “El justo [...] vivirá por la fe” (Rm 1, 17). La fe viva “actúa por la caridad” (Ga 5, 6). 




La Esperanza 

1818 La virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume las esperanzas que inspiran las actividades de los hombres; las purifica para ordenarlas al Reino de los cielos; protege del desaliento; sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en la espera de la bienaventuranza eterna. El impulso de la esperanza preserva del egoísmo y conduce a la dicha de la caridad. 



La caridad 

1822 La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. 

1823 Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo (cf Jn 13, 34). Amando a los suyos “hasta el fin” (Jn 13, 1), manifiesta el amor del Padre que ha recibido. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el amor de Jesús que reciben también en ellos. Por eso Jesús dice: “Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor” (Jn 15, 9). Y también: “Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros como yo os he amado” (Jn 15, 12). 




Las virtudes teologales y la libertad:




1828 La práctica de la vida moral animada por la caridad da al cristiano la libertad espiritual de los hijos de Dios. Este no se halla ante Dios como un esclavo, en el temor servil, ni como el mercenario en busca de un jornal, sino como un hijo que responde al amor del “que nos amó primero” (1 Jn 4,19): 

«O nos apartamos del mal por temor del castigo y estamos en la disposición del esclavo, o buscamos el incentivo de la recompensa y nos parecemos a mercenarios, o finalmente obedecemos por el bien mismo del amor del que manda [...] y entonces estamos en la disposición de hijos» (San Basilio Magno, Regulae fusius tractatae prol. 3).




+++ 




Se realiza una sublime unión de amistad con Dios, generosa y desinteresada:



1829 La caridad tiene por frutos el gozo, la paz y la misericordia. Exige la práctica del bien y la corrección fraterna; es benevolencia; suscita la reciprocidad; es siempre desinteresada y generosa; es amistad y comunión: 

«La culminación de todas nuestras obras es el amor. Ese es el fin; para conseguirlo, corremos; hacia él corremos; una vez llegados, en él reposamos» (San Agustín, In epistulam Ioannis tractatus, 10, 4). 



Ese es la razón por la que el enemigo intenta destruir nuestra  relación de hijos con el Padre...







“Oren conmigo por la Paz y la Libertad…” (Mensaje, 25 de Junio del 2021) 


La libertad que es la capacidad de la deliberación, de escoger entre bienes el bien mayor, es decir el más conveniente según la naturaleza de la persona, puede ser atacada de las siguientes formas:


Externamente: violencia, presión, coacción, etc. pero en la mayoría de las situaciones no se puede ejercer esa "dominación" externa en el interior, que puede permanecer libre... 
Es el caso de los mártires, de los héroes. Recordemos lo que han afirmado algunos sacerdotes exorcistas.

Internamente: Cuando somete el razonamiento (por la ideología-la herejía-la soberbia)

                       Cuando somete la voluntad (por el vicio, el pecado, la perversión, etc)

                          

1730 Dios ha creado al hombre racional confiriéndole la dignidad de una persona dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos. “Quiso Dios “dejar al hombre en manos de su propia decisión” (Si 15,14.), de modo que busque a su Creador sin coacciones y, adhiriéndose a Él, llegue libremente a la plena y feliz perfección”(GS 17):

«El hombre es racional, y por ello semejante a Dios; fue creado libre y dueño de sus actos» (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 4, 4, 3).



CEC 1730-1734



La libertad del ser humano, como el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o no obrar, de ejecutar acciones deliberadas, lo que le confiere a la persona la dignidad de una persona dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos, de modo que tenga en sus manos la propia decisión e iniciativa de buscar al Creador y el bien, la verdad y la justicia sin coacción, adhiriéndose y encontrando en ese fin la plena felicidad. 



Cumbre es el bien último que es Dios, el desarrollo y ejercicio de la libertad se va incrementando y madurando, progresando en la virtud y el conocimiento del bien, en la medida en que escoge el bien y desprecia el mal, ya que si escoge el mal, abusa de la libertad y se hace esclavo del pecado. 






Libertad 


Don otorgado por una razón trascendente:

Buscar sin coacción, por conocimiento, elección, recta razón y sentido común, a Dios como fin ultimo, cumbre, bien sublime, verdad que consuma todas las verdades y fuente, consuelo y descanso de todo anhelo profundo del corazón.


Puesto que la libertad, junto con el conocimiento, son las huellas innegables de la semejanza con Dios.


El Catecismo la describe como una presencia de la imagen divina, la naturaleza humana llamada a la “comunión”, en la familia, con el prójimo ordenado a la comunión con Dios. 





1702 La imagen divina está presente en todo hombre. Resplandece en la comunión de las personas a semejanza de la unidad de las personas divinas entre sí (cf. Capítulo segundo). 







En este orden comprendemos de modo más adecuado el sentido de la verdadera paz:


La comunión en el bien y la verdad, fuente de la amistad y del amor con Dios y entre los hombres… 



Dice San Juan Pablo II (Mensaje, 1 DE ENERO DE 1984) 

“Es mi profunda convicción, es una constante de la Biblia y del pensamiento cristiano, es, así lo espero, una intuición de muchos hombres de buena voluntad, que la guerra nace en el corazón del hombre. Es el hombre quien mata y no su espada o, como diríamos hoy, sus misiles. 

El desorden del corazón equivale al de la conciencia, cuando ésta llama bien o mal a lo que ella desea escoger según sus intereses materiales o su voluntad de poder. La misma complejidad del ejercicio del poder no impide que haya siempre una responsabilidad de la conciencia individual en la preparación, desencadenamiento o extensión de un conflicto; el hecho de que la responsabilidad sea compartida por un grupo no cambia nada el principio. 

Pero esta conciencia se ve con frecuencia solicitada, por no decir esclavizada, por sistemas socio-políticos e ideológicos que son también obra del espíritu humano. En la medida en que los hombres se dejan seducir por sistemas que ofrecen una visión global exclusiva y casi maniquea de la humanidad y hacen de la lucha contra los otros, de su eliminación o de su dominio la condición del progreso, quedan encerrados en una mentalidad de guerra que endurece las tensiones, haciéndose casi incapaces de dialogar. La adhesión incondicional a estos sistemas se convierte, a veces, en una especie de idolatría del poder, de la fuerza, de la riqueza; una forma de esclavitud que quita la libertad a los mismos gobernantes. 

Más allá de los sistemas ideológicos propiamente dichos, son múltiples las pasiones que desvían el corazón humano, inclinándolo a la guerra. Por esta razón los hombres pueden dejarse arrastrar por un sentido de superioridad racial y un odio hacia los demás, también por la envidia, por la codicia de la tierra y de los recursos de los demás, o, en general, por el afán de poder, por el orgullo, o por el deseo de extender el propio dominio sobre otros pueblos a quienes menosprecian.” 




Esa es la trascendencia del ejercicio de la libertad en la verdadera comunión con el Señor y el peligro de distanciarse o ponerse en contra de los designios de Dios. 

La verdadera libertad del ser humano manifiesta esta semejanza con Dios otorgada por el Creador, la vocación y el fin del ser humano."


1703. Dotada de un alma “espiritual e inmortal” (GS 14), la persona humana es la “única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma”(GS 24, 3). Desde su concepción está destinada a la bienaventuranza eterna.” 



Pero también la semejanza se manifiesta de modo sublime en la capacidad de deliberación, de elegir libremente, el bien: 



“Decidirse por el bien” (Según el Catecismo 1704-1706)



1704 La persona humana participa de la luz y la fuerza del Espíritu divino. Por la razón es capaz de comprender el orden de las cosas establecido por el Creador. Por su voluntad es capaz de dirigirse por sí misma a su bien verdadero. Encuentra su perfección en la búsqueda y el amor de la verdad y del bien (cf GAUDIUM ET SPES 15, 2). 


1705 En virtud de su alma y de sus potencias espirituales de entendimiento y de voluntad, el hombre está dotado de libertad, “signo eminente de la imagen divina” (GS 17). 



1706 Mediante su razón, el hombre conoce la voz de Dios que le impulsa “a hacer [...] el bien y a evitar el mal”(GS 16). Todo hombre debe seguir esta ley que resuena en la conciencia y que se realiza en el amor de Dios y del prójimo. El ejercicio de la vida moral proclama la dignidad de la persona humana. 











"Por eso que el enemigo busca destruirla paz, no solo para molestar el bienestar del ser humano, sino por sobre todo, para desfigurar o eliminar la semejanza con el Creador, con Dios Uno y Trino, carcomiendo con la gusano de la herejía, la ideología y el vicio, los fundamentos de la vida interior de la familia, donde se ejerce la caridad, la comunión en el bien y la verdad, donde se aprende la misericordia, la fidelidad y el valor de la donación recíproca y generosa, y donde se aprende a buscar la trascendencia del cielo y la justicia y templanza en la tierra..." 








Afirmaciones del Concilio Vaticano II: 


“El hombre, persuadido por el Maligno, abusó de su libertad, desde el comienzo de la historia”(GS 13, 1). 


Sucumbió a la tentación y cometió el mal. Conserva el deseo del bien, pero su naturaleza lleva la herida del pecado original. Ha quedado inclinado al mal y sujeto al error. (1707) 


«De ahí que el hombre esté dividido en su interior. Por esto, toda vida humana, singular o colectiva, aparece como una lucha, ciertamente dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas». (GS 13, 2) 




Este es el horizonte de nuestra vulnerabilidad que el pecado nos impulsa a desconocer: 







“…porque Satanás es fuerte y quiere, con sus engaños, alejar de mi Corazón maternal a cuantos corazones sea posible…” 
(Mensaje 25 de Junio, 2021) 

















La Reina de la Paz nos ha estado preparando hace años para esta invasión, pandemia espiritual y guerra espiritual:


“…Mi Hijo amado siempre ha orado y glorificado al Padre Celestial. Siempre le ha dicho todo a Él y ha confiado en Su voluntad. Es lo que vosotros, hijos míos, también deberíais hacer, porque el Padre Celestial siempre escucha a sus hijos. Un corazón en un corazón – amor, luz y vida. El Padre Celestial se ha dado mediante un rostro humano, y ese rostro es el rostro de mi Hijo…” (2 de noviembre de 2019) 















Se repite la metodología del príncipe de las tinieblas: 


“La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín?»" (Genesis 3) 

“Respondió la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.»” (Génesis 3) 



El pecado destruyo la mirada filial de la humanidad hacia Dios y la Imagen de semejanza con el prójimo. 



Génesis 3,7 “Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores.” 



















El Mensaje de Medjugorje es una continua invitación a vivir en Cristo, para volver en Cristo al Padre. Recuperar la Relación Paterno y filial, de confianza y amorosa obediencia a Dios, principio y fundamento de la paz:



“…porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.” (Juan 6, 38) 







San Juan 17




“1«Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti.

2. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado.

3. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo.

4. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar.

5. Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese.

6. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra.

7. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti;

8. porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado.

9. Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos;

10. y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos.

11. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros."












Decidirse por el Bien...
Decidirse por Dios...



“…decídanse por Dios para que estén bien en la tierra que Dios les ha dado…”   (Mensaje 25  de Junio, 2021)








Una invitación trascendente:







“…para haceros grandes, grandes en la fe y en el amor, a todos vosotros. A vosotros, cuyos corazones se han vuelto duros como piedra por el pecado y la culpa y deseo iluminaros a vosotros, almas devotas, con una nueva luz…” (2 de Junio 2008)




“…La primera estación en este camino, queridos hijos , es la Confesión. Renunciad a vuestro orgullo y arrodillaos delante de mi Hijo…” (Mensaje, 2 de julio de 2007)




“¡Queridos hijos! Hoy, los invito a todos a decidirse por la santidad. Que para ustedes, hijitos, la santidad esté siempre en primer lugar en vuestros pensamientos, en toda situación, en vuestro trabajo y en vuestras palabras. (Mensaje 25 de Agosto, 2001)












Nos explica el Catecismo:



1708 Por su pasión, Cristo nos libró de Satán y del pecado. Nos mereció la vida nueva en el Espíritu Santo. Su gracia restaura en nosotros lo que el pecado había deteriorado.


1709 “El que cree en Cristo es hecho hijo de Dios. Esta adopción filial lo transforma dándole la posibilidad de seguir el ejemplo de Cristo. Le hace capaz de obrar rectamente y de practicar el bien. En la unión con su Salvador, el discípulo alcanza la perfección de la caridad, la santidad. La vida moral, madurada en la gracia, culmina en vida eterna, en la gloria del cielo.









El Padre Slavko Barbaric, en su comentario al Mensaje del 25 de octubre de 1998 dice: 



Este es un llamado maternal, porque toda madre lleva en su corazón el profundo anhelo de estar con sus hijos y estar ahí para ayudarlos, a fin de que también ellos puedan estar con ella. Para poder entender mejor este deseo de María, pensemos un poco en su Corazón. Nosotros creemos que Ella fue concebida sin pecado, tal como se lo dijo a Santa Bernardita en Lourdes cuando se presentó ante ella como la Inmaculada Concepción. El corazón de María fue obediente a Dios, estuvo lleno de amor, de confianza, esperanza y fe. Su corazón fue misericordioso y fue también la Madre que guardó las palabras de su Hijo en su corazón y meditaba mucho en ellas. Su corazón estuvo lleno de paz y totalmente dispuesto a servir a Dios y a los demás. Por eso fue a visitar a Isabel, por eso y porque estaba lleno de paz y de amor, se percató en las bodas de Caná que los miembros de esa familia tenían un problema y su corazón la inspiró a interceder ante Jesús por ellos. Y cuando María desea que nos acerquemos más a Ella, significa también que nuestros corazones deben hacerse más semejantes al suyo, especialmente ante las dificultades o problemas y que nos mantengamos firmes y no perdamos la fe, la esperanza y el amor. Es así como nos acercaremos más a su Corazón -- un corazón que conoce también el sufrimiento y que aún así permanece fiel a Jesús a lo largo de Su Pasión. Aquí sería importante que nos preguntemos si tenemos ese anhelo de estar cerca de nuestra Madre. Esto es, debemos preguntarnos qué obstaculiza o refrena este anhelo de estar cerca de Ella. Todos encontraremos seguramente algo en nuestra vida que nos aparta del Corazón de María. Pero en general, podemos decir que quien quiera acercarse a Ella debe deponer cualquier orgullo y practicar la humildad en todo momento. Quien quiera acercarse a su Corazón, debe desterrar toda impureza a fin de asemejarse más a su Corazón Inmaculado. Todo lo positivo que hagamos nos acerca más a su Corazón, especialmente cuando guardamos las palabras de Dios en nuestro corazón y meditamos en ellas. Así nos acercamos más a María y Jesús estará tan vivo en nuestras vidas como lo estuvo en la vida de María. Así descubrimos también el significado de lo que dijo Jesús cuando afirmó que todos los que hacen la voluntad del Padre son Su madre, Sus hermanos y Sus hermanas. El segundo punto también es muy importante y en él María nos recuerda cómo sucedieron las cosas en esta Parroquia durante los primeros días de las apariciones... 


Pero la auténtica paz sólo proviene de Dios, aunque hay una falsa paz que se espera hallar siguiendo los caminos mundanos. Todos corremos el peligro de elegir el camino fácil y cuando pretendemos alcanzar la paz a costa de otros sólo nos convertimos en creadores de angustia y de caos. La paz de Dios proviene del amor -- el amor hacia nosotros mismos y hacia la humanidad y sólo Dios puede darnos la auténtica paz. Para podernos decidir por esta paz, lo único que necesitamos es suplicar continuamente a Dios, en nombre de Jesús, el Rey de la Paz, que El nos dé esa paz. ¡Cuántas personas se han destruido a sí mismas y a sus familias porque buscaban una paz fácil! María, sin embargo, no se cansa de llamarnos y también de rogar por nosotros para que nos abramos a la paz de Dios y podamos aceptar esta auténtica paz. También nosotros oremos por esta intención... 








OREMOS 



Dios, Padre nuestro, Te damos gracias por haber creado a María, Tu humilde sierva, con un corazón puro y humilde, sin mancha de pecado. Te damos gracias por darnos la oportunidad de ser semejantes a su Corazón. Te pedimos que nos des la gracia y nos purifiques de todo lo que nos aparta y nos separa de Ella, a fin de que en nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y relaciones lleguemos a ser una imagen de Ella. Especialmente te pedimos por los padres y madres de familia y por los maestros, para que sus corazones sean semejantes al de María, que puedan transmitir sólo bondad, amor y misericordia a sus hijos y a todos los que les han sido confiados. Padre, Te damos gracias por las apariciones aquí en Medjugorje y por todas las personas que en un principio respondieron con fervor y Te pedimos que podamos permanecer fieles en el camino y que liberes de su fatiga a todos los que se han cansado. Dios, Padre nuestro, abre nuestros corazones a fin de que con María lleguemos a tu Hijo Jesús. Concédenos experimentar Su amor, que es Tu amor, y llena nuestros corazones con Tu auténtica paz. Libéranos a nosotros, a nuestras familias y al mundo entero de toda falta de paz. Señor, bendice a todos los enfermos que sufren y transforma sus sufrimientos en bondad. Por intercesión de María, Tu humilde sierva, danos la auténtica paz y danos la gracia de ser, con Ella, semejantes a Tu Hijo Jesús para que nos convirtamos así en testigos de Tu amor en este mundo, por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén. 


Fra. Slavko , Octubre 26, 1998 






































GRACIAS GOSPA...
GRACIAS JESÚS...








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